Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Webinar de la Facultad de Psicología, UBA.
Link al video: https://www.youtube.com/watch?v=1TxhwfU2pvU&t=2879s
Para el título de mi columna en Diario La Razón de México tomé prestado un versículo de una carta de San Pablo (Romanos 7: 19). Me parece que ese enunciado muestra muy bien la debilidad del yo que no quiere el mal que sin embargo perpetra y, en esa discordancia, deviene otro del que querría ser. Esa circunstancia da testimonio de una división subjetiva, condición inherente a lo que en psicoanálisis llamamos síntoma.
Para repensar las características del inconsciente y el síntoma psicoanalíticos, los invito a revisar el problema de la mano de San Agustín, primero y de Boecio, después, para empezar por un análisis breve de la dialéctica del pecado y la estructura del Otro por antonomasia, Dios.
¿Cómo se pueden castigar los pecados que se cometen necesariamente?, pregunta Evodio. Agustín responde que si bien Dios no obliga a nadie a pecar, en su sabiduría infinita -omnisciencia- es capaz de prever los pecados que el hombre cometerá por su propia voluntad. Esto nos lleva al problema del origen del mal en el mundo y la libertad de elección del hombre.
Planteo este recorrido para pensar una vez más el nudo entre síntoma e inconsciente.
Dejo el link: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/martin-alomo/quiero-mal-quiero-reflexiones-sintoma-e-inconsciente-537260