La herida abierta después de 40 años. Columna en Página 12.
El desaparecido “como desaparecido es una incógnita, no tiene entidad,...
Ver la página de inicio de las redes sociales puede ser semejante a revisar el correo o a mirar el noticiero de TV en alguna pantalla sin volumen, a lo lejos, como nos sucede a veces en algún bar o restaurante al mediodía, en alguna sala de espera o en el transporte público, cuando vemos un led a lo lejos sin llegar a escuchar qué dice, pero de todos modos, gracias a las imágenes y a los zócalos gráficos, podemos entender de qué se trata. También puede ser similar a hojear una revista en la peluquería, despreocupadamente, mientras esperamos a que nos atiendan. O quizás, como presenciar más o menos interesados, según qué se nos dé a ver, las “colas” en el cine, previas a que aparezca la película principal. Por otra parte, mirar la página de inicio de Facebook es ponernos al día respecto de en qué y por dónde andan nuestros amigos, los de internet y los otros, los más cercanos, esos que además de estar en la red virtual participan de las redes off line con nosotros. Lo cierto es que ver o mirar, en cualquiera de las acepciones que acabo de comentar, y en otras que probablemente se le ocurran al lector, es diferente de espiar. Aun cuando cierta dimensión de voyeurismo sea inherente a la participación en las redes –también de exhibicionismo, por supuesto–, espiar, en principio, es ir más allá de la página de inicio. Espiar implica la transgresión de cierto límite que, aunque invisible, forma parte del decoro inherente a todo comportamiento socialmente aceptable (léase “confesable”). Quiero referirme aquí a la diferencia entre ver, mirar y espiar; luego, esto nos conducirá hasta el problema del consumidor consumido.
Link a la nota completa: https://www.canal26.com/general/ver-mirar-espiar-o-el-consumidor-consumido–322741