Descripción
Freud demarcó el camino de la anorexia por el lado de la histeria o por el lado de la melancolía; Lacan en cambio destacó su carácter “mental”, no referidad a la mente ni dejando de lado el cuerpo sino por ligarla al goce. Como dijera en o peor…: “Del Otro sólo se goza mentalmente.” Esto abre una vertiente de lectura distinta, que da cuenta de la posición del sujeto en relación con el Otro vía su síntoma y se enmarca en el hecho de que, así como Freud, Lacan se ocupó de la anorexia a lo largo de toda su elaboración teórica, plasmando siempre un movimiento de relectura y sitiándola por distintos elementos conceptuales.
La lectura de Lacan buscó la brecha, la apertura que yacía en la obturación con la que se leía a Freud. Dicha ética de lectura le permitió, a su vez, relanzar los obstáculos y los interrogantes freudianos que había sido “falsamente” subsanados. Destaquemos a Lacan en tanto lector de Freud, se esté o no de acuerdo con sus construcciones conceptuales, no se puede negar que allí “hubo lector”. Si alguien se dividió frente a la obra freudiana y trabajó fue Lacan. Como dijera en una entrevista de mediados de los sesenta: “al aplicar la crítica freudiana a los textos de Freud, se llegan a descubrir muchas cosas.” En estas páginas el autor sigue las sendas freudianas enriquecidas por la aplicación de este método.
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