Variaciones sobre música y psicoanálisis


Gustav Mahler dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Viena. Pintura de Max Oppenheimer, 1935.

Resumen

En este artículo breve propongo, en clave musical, un análisis sencillo de la enigmática expresión de Lacan “un discurso sin palabras” (1968, p. 14) que no traicione las condiciones de la música ni las del psicoanálisis. Muchas elaboraciones sobre el tema confunden ambos campos y considero que, por eso mismo, se debilitan.
Por un lado, me interesa revisar la idea muy difundida de que la música es un lenguaje. De hecho, las asignaturas que enseñan teoría y solfeo en conservatorios y academias suelen llamarse “lenguaje musical”. Por otro lado, quiero cotejar esto con la noción lacaniana de lalengua (1971b) que muchas veces mencionamos parejamente con el denominado “baño de lenguaje” en el que suponemos imbuido al infante.
Podría aclarar mejor mi planteo del siguiente modo. Se trata de un campo tripartito: a) la música; b) lo que se dice de una supuesta intersección entre música y lenguaje; c) el psicoanálisis. De estos tres conjuntos, tomaré en cuenta solo algunos elementos. De la música, específicamente la relación entre los sonidos, tanto sintagmática como paradigmática (melodía y ritmo, por un lado; armonía, por el otro). De lo que se dice del supuesto cruce, el equívoco ampliamente difundido que introduce la idea de que la música es un lenguaje e incluso un discurso. Del psicoanálisis, el ingreso del viviente en el campo del lenguaje, en el encuentro de lalengua de cada una/o con la lengua materna y la inclusión en el campo discursivo.

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Empezar y terminar un psicoanálisis


Fotograma del film "Matrix I", dirigido por las hermanas Wachouski.

Resumen

Hace muchos años leí con sorpresa un libro firmado por un tal Raúl Gaynal con el sugerente título de “Yo fui psicoanalizado durante 600 horas”. Hoy, décadas después de aquella lectura adolescente, podría criticar aquel libro de mil maneras. Sin embargo, lo que quiero transmitir es mi sensación arrobada, fascinada, como queriendo descubrir lo que alguien podía contar de esa experiencia. Luego me enteré que Raúl Gaynal era el seudónimo que utilizaba el hermano del reconocido cineasta argentino Alejandro Doria.
Por otro lado, hace poco leí una nota de la periodista estadounidense Hannah Booth aparecida en The Guardian el 30 de abril, que me pareció interesantísima. Me atrajo el título, que traduzco: “Lo que aprendí de 10 años de terapia y por qué es hora de parar”. En la nota, Hannah no explica cuál es la orientación teórica de su terapeuta, pero sea cual fuere, del relato se desprende un trabajo muy interesante. Queda claro que ha obtenido cambios importantes y cuáles son algunos de ellos.
En ambos relatos, muy diferentes, por cierto, hay un rasgo común: la dimensión de objeto extraño del terapeuta. “Mi relación con mi terapeuta es extraña y unilateral: no sé casi nada sobre ella, pero ella lo sabe todo sobre mí, desde mis miedos más oscuros hasta mis pensamientos más vergonzosos”, traduzco el texto de Booth. Gaynal subraya la presencia opaca del cuerpo de su analista que, detrás del diván y debajo de sus vestidos sobrios y formales inunda el consultorio de una materialidad extraña, casi como una persona. Evidentemente aludo aquí al chiste que me contara alguna vez un colega amigo: “un psicoanalista es lo más parecido a un ser humano”.

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Fantasma y suplencias en la psicosis


El predictor. Pintura de Giorgio de Chirico, 1916.

Resumen

Bajo la forma de un ensayo académico, este trabajo se propone indagar la particularidad que adquiere el fantasma en la psicosis, en singular, ya que no se aborda aquí un análisis diferencial en los distintos tipos psicóticos. Se comienza por situar la particularidad de la elaboración conceptual del fantasma en la teoría lacaniana a partir de los desarrollos de 1958, con la propuesta del esquema conceptual conocido como “grafo del deseo”. Luego, se sitúan las coordenadas de la construcción de la realidad del sujeto psicótico, recurriendo al esquema I planteado el mismo año. En este último artefacto teórico se sitúan tres tipos de suplencias y se las compara con las características del fantasma en la lógica falo-castración. De tal comparación surgen similitudes y diferencias de relevancia para la práctica clínica, referidas al valor de axioma del texto fantasmático y al estatuto de respuesta a una pregunta que caracteriza su función en la estructura. Resta por desarrollar, en un futuro artículo que parta del punto de llegada al que se pudo arribar en este trabajo, un estudio sobre las características diferenciales del fantasma -o bien, el artificio correspondiente que cumpla una función equivalente- en los diferentes tipos clínicos de psicosis.

Palabras clave: fantasma – suplencia – psicosis – Freud – Lacan.

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